Enrique Jardiel en el centro de la foto sentado junto al perro
en la fabrica de regaliz Quinto, 11 de agosto de 1923 - Foto de E. GalludQuerida Angelina: al volver anteanoche de Zaragoza me encuentro con la tuya que me alegra todo lo que te puedes suponer. Conviene que fuera de casa no comentéis nada del estreno de la comedia, en la parte que se refiere a lo del tercer acto, porque no quiero que nadie suponga que yo trato de menospreciar el trabajo de Pololo Eso aparte de que, si les hubiera dado la gana, igual podían los guipuzcoanos haberles puesto notas a los otros actos, pues el público procede como se le antoja. Allá veremos lo que se puede arreglar en el acto tercero antes del estreno en Madrid, porque Ernesto no es hombre que se deje conducir fácilmente. Por lo demás yo soy fatalista. Lo que haya que ocurrir, bueno o malo, ocurrirá.
Como ves tu encargo de que le rezase tres Ave Marías a la Virgen del Pilar, ha llegado tarde, puesto que ya he estado en Zaragoza y no volveré. De todas suertes, si te da igual que las rece aquí, avisa. Estando a cuarenta y tantos kilómetros del Pilar es de suponer que la Virgen me oirá más fácilmente que a ti, que está a trescientos y pico. Eso suponiendo que la distancia terrenal signifique algo en el concepto de la Santa Señora aragonesa. Oye ... ¿no se puede saber para qué son esas Ave Marías?